Monday, July 02, 2007

El problema del Olvido.


Siempre he considerado que no se dar consejos: se resaltar lo obvio, cosa que a quienes sufren les puede parecer mucho y sorprendente, pero que para mi no significa más que tratar de mirar las cosas con cabeza fría. Sí, siendo fría y retraída (o eso parece a simple vista), no me gusta pedir consejos , no porque crea que la otra gente no es buena dándolos, sino porque para dar un buen consejo, es necesario tener un buen contexto en la mayoría de los casos y la imagen de este se construye a través de explicaciones que simplemente me da pereza dar. Cuando pido un consejo “trascendental” (inevitablemente relacionado con que haría con su vida una persona aparentemente normal en mi caso), es porque estoy al borde de un ataque de nervios, un impulso destructivo o cualquier otra curiosidad infantil o porque quiero demostrarle a la persona que se lo pido, que me importa tanto para explicarle las situaciones que mi inquieta cabeza modifica , hasta volverlas en grandes catástrofes. Si te pido un consejo, es porque te estoy entregando una gran parte de mi pequeño universo, y eso es peligroso para ambos. Pero es un riesgo que quiero correr.

Afortunadamente, puedo decir con orgullo que las personas a las que les pido consejos son buenas dándolos o por lo menos, dan cierta elegancia a palabras que dichas por mi serían una insulsa exposición, o bueno, así ha sido en la mayoría de los casos, porque ha habido excepciones, excepciones que son las que me motivan, porque todos hemos caído en el error de dar el consejo mas trillado e inútil del mundo, de decir esas palabras que muestran lo ignorante que podemos ser no sólo frente a realidades diferentes a las nuestras, sino al universo en general. Entonces, por favor levante la mano el que alguna vez no ha incluido estas tétricas palabras (o alguna de sus variaciones) en un consejo: desde el popular “olvídalo”, pasando por el pseudo-intelectual “supéralo”, hasta a llegar a un extraño y patético “get over it”. Hasta en este punto yo, la omnipresente, todopoderosa e increíblemente idiota Minucia, tengo que agachar la cabeza con vergüenza.

No entiendo porque, pero todos hemos caído en el error de sugerir el olvido como solución a un problema, lo hemos recetado como si fuera tan fácil como comprar un paquete de olvido, echarle agua ,tomárselo y santo remedio, cuando todos sabemos que no existe, NO EXISTE, tal cosa como el olvido voluntario. Así sea una cosa chiquita y sin aparente valor, cuando algo nos afecta, no se nos quita de la cabeza, por mucho que queramos. Pueden existir remedios “caseros” como empapar las neuronas en alcohol o sufrir una grave contusión cerebral que son casi la misma cosa (o que lo diga quien no ha pensado en suicidarse del guayabo), pero al final siguen siendo cosas pasajeras que aunque pueden esconder momentáneamente lo que quiere olvidar, no funcionan a la larga.

Y yo no sé porque, si es decisión de Dios o un error en la evolución, pero el olvido no llega, por mucho que recemos o estudiemos el genoma, no llega o no se da como quisiéramos, y no es del todo malo después de un tiempo (bueno, en la mayoría de los casos), peor para quienes lo quieren es fatal. Como los alcohólicos, para alcanzar lo que se quiere, en necesario aceptar que el olvido no se somete a la voluntad humana, que es otra de las cosas de la naturaleza que por muy malos o poderosos que seamos, nunca vamos a poder controlar. Es entonces vital aceptar que como Penélope (no la de Ulises, sino la de la canción :P) estamos esperando una cosas que sinceramente, jamás va a llegar o, peor aún, va llegar, pero no cuando ni como la esperábamos El problema del olvido, es que esperamos de él, lo que nosotros no podemos hacer con nosotros mismos y sólo cuando aceptemos esto, es posible que empecemos a curar lentamente esas heridas que nos obsesionan. Esa curación, que tiene que dejar cicatrices que nos recuerden lo que vivimos, peor también lo que sobrevivimos, es el verdadero olvido, no la estúpida y repetida palabra, sino un fenómeno que se da dentro de nosotros mismos.

…..Pero si se todo esto, y de alguna forma lo puedo transmitir ¿Por qué carajos sigo buscando el botón que reinicie mi alma y mi corazón, para lograr el tan popular consejo?.....





2 comments:

patton said...

para olvidar es necesario que dejes de recordar... para hacerlo hay que darle tiempo al tiempo para que se te olvide lo que recuerdas a cada rato :P

Por cantinflesco que haya sonado ... la idea es que el tiempo todo lo cura.

Lou Goubreé said...

Tratar de olvidar no es necesario, de hecho es algo que no tiene sentido: cuando una cosa o un hecho te es indiferente, sencillamente se pierde de tu memoria. Así que lo importante es darle la cara mil veces a lo que uno le perturba hasta que de aburrimiento, o porque ya no afecta, pase a ser algo insignificante.