Se supone que iba a escribir este post ayer, pero cosas de la vida, irónicamente de lo que iba a escribir fue lo que me no me dejo escribir. En fin, ayer fue día de almuerzo familiar con la parte materna de mi vida, esa familia que siendo tan cercana a mí nunca he sentido como mía. Creo que eso debe aclararse. No es que sea una familia distante e hipócrita ( bueno, supongo), que prefiere estar alejada del mundo; todo lo contrario, por un lado, son algo más cariñosos, más pegajosos y más sociables de lo que encuentro razonable, considerando que en alguna parte de mí tienen (TIENEN) que estar sus genes. Por otra parte, no hay nadie con el que me pueda relacionar bien, porque o todos son muy viejos o muy chiquitos y eso es culpa de mis papá, porque insisto que no conocían o no les interesaba la planificación familiar, o no podían controlar sus “ansías juveniles” o que se yo, porque no sólo me concibieron en una época brutal, sino que tampoco tengo primos accesibles, por así decirlo.
Después de leer todo lo anterior se podría creer que no los quiero, pero no es así, por alguna extraña razón los quiero, pero no me gusta estar con ellos. Eso no por el hecho de no quererlos , sino por todo lo contrario: no sé por qué exactamente, pero soy como la oveja negra de la familia, ese ente extraño de cuyos orígenes nadie está seguro, pero les toco adoptar por eso que dizque “la sangre es más espesa que el agua (¿ o el aceite?). Pero ese no es el punto por el que me interesa tocar el almuerzo familiar. Lo que quiere resaltar este post es que yo, que me creía ahogada en la cotidianidad y la rutina, ayer caí en cuenta de las peculiaridades de mi familia, como si nunca la hubiera visto antes y de pronto una voz me hubiera dicho “ Mira idiota, pon atención que este grupo de gente no se ve todo los días”. Este es un pequeño cuadro de la convivencia familiar.
Todo empieza cuando después de jugar tenis llegó a mi casa para descubrir que no sólo está mi hermano (el único que habíamos dejado en la casa) , sino que ha llegado mi abuelo, “mi abuela” y “mi joven tío” . Se saluda, se ignora y empieza la preparación del almuerzo de cumpleaños para “mi tío”, el coronel. Comida oriental (yummi) en la que sólo colaboro “fritando” después de rogar que quería ayudar , porque mi mamá cree que haciendo cualquier otra cosa no sólo corre riesgo mi integridad personal, sino también la de todo ser viviente en 10000 Km. a la redonda. Se acaba de preparar el almuerzo, nos ponemos a esperar a mi tía, “mi tío”, mi prima, el novio y el perro. Después de esperar unas dos horas , nos enteramos que seguramente se demoraran otras dos, porque el chofer se dio a la fuga o algo así. Decidimos almorzar sin ellos (descarados), pero todo bien, rico almuerzo, pero cuando todos acaban y sólo falto yo (la lenta) llegan de sorpresa, y la imagen que los recibe ( estoy segura que nunca se les va a olvidar) es la mí acabando del almorzar. En fin, el cuadro ya esta completo.
A ver, mi familia ( o sea con los que vivo) son fáciles y no tengo ganas de describirlos, entonces seguiré con el resto.
Mi abuelo: Ese viejito que reconozco desde chiquita, pero no conozco desde que mi abuela (la mamá de mi mamá) . Es una de esas personas que no puedo mirar a los ojos, porque sin quererlo me recuerda muchas cosas malas de los hombres. Lo definen como el viejo buenavida, tomatrago y paisa “pura cepa” (echao’ pa’lante y verraco), pero yo conozco la parte no tan linda de eso, por eso no lo puedo querer tanto, como a mi abuela paterna, que aunque fascista ella, siempre me da otra imagen. En fin, es uno de esos señores medio sordo, con buenos apuntes y con cara de abuelo simpático que cae bien a muchos.
“Mi abuela”: Mamá de “mi tío joven”, conoció a mi abuelo cuando tenía unos 21 años (ella, no mi abuelo) se volvió el “arrunche” , por no decir la moza, porque en medio de todo es buena. Yo creo que ahora tendrá unas 28 años, sigue viviendo con mi abuelo y “el tío”. Es la versión joven , femenina y algo más calmada de mi abuelo, eso es todo lo que puedo decir de ella. Estoy segura de que no lo ama, y no la culpo, pero si creo que siente algo así como cariño por él. Bueno, gracias a ella puedo decir que mi abuela sólo me lleva unos 11 años.
“Mi joven tío”: El hijo de “la abuela”, debe tener unos 11 años, técnicamente es mi tío, porque mi abuelo lo considera un hijo ( no sé si lo habrá adoptado legalmente). Pasó de ser el niño tímido y retraído a ser un niño normal con una familia disfuncional que se encargo de hacer realidad los miedos infantiles que despertó en mí cuando lo conocí; que un niño más chiquito que yo me diera ordenes por tener el título de tío y que yo las siguiera , porque no puedo pelear contra el sistema familiar que me enseñaron desde bebé.
“Mi tío”, el coronel: Es el novio de mi tía, que está separada. Es una de esas personas que son queridas cuando quieren, pero que en el fondo tienen ese delirio de grandeza tan común en los militares (sin ofender a nadie) que lo hace creer el salvador todo-en-uno de la familia, que no sólo llegó para limpiar la moral, sino para enseñarnos todo lo que sabe, desde crianza de perros y niños , pasando por alta cocina de alimañas y terminando con cocina, bellas artes y arquitectura. Es lo que se diría, el pequeño larousse (ilustrado) vuelto persona.
Y bueno, me acabó de dar cuenta que no soy capaz de poner en palabras las características que hacen de mi familia materna una especie de circo/casa de reposo, por lo que me limito a escribir hasta aquí, dejando a los otros personajes de la tragicomedia de los Álvarez fuera. Sólo podría decir que mi tía es una “empresaria” que aunque es más bajita que yo ( le debo llevar un 15 cm.) se agacha cuando la saludo (supongo que para ayudarme a alcanzarla) , una prima hippie/kirstch que está buscando su identidad desde los 12, el novio, para el que hicieron un puesto especial en la empresa de mi ti y en la familia, y el perro, un animalito algo hipocondríaco.
Ya, esa es algo de mi familia. Y creo que me acabo de sacar una espinita que tenía hace muchos años.
Después de leer todo lo anterior se podría creer que no los quiero, pero no es así, por alguna extraña razón los quiero, pero no me gusta estar con ellos. Eso no por el hecho de no quererlos , sino por todo lo contrario: no sé por qué exactamente, pero soy como la oveja negra de la familia, ese ente extraño de cuyos orígenes nadie está seguro, pero les toco adoptar por eso que dizque “la sangre es más espesa que el agua (¿ o el aceite?). Pero ese no es el punto por el que me interesa tocar el almuerzo familiar. Lo que quiere resaltar este post es que yo, que me creía ahogada en la cotidianidad y la rutina, ayer caí en cuenta de las peculiaridades de mi familia, como si nunca la hubiera visto antes y de pronto una voz me hubiera dicho “ Mira idiota, pon atención que este grupo de gente no se ve todo los días”. Este es un pequeño cuadro de la convivencia familiar.
Todo empieza cuando después de jugar tenis llegó a mi casa para descubrir que no sólo está mi hermano (el único que habíamos dejado en la casa) , sino que ha llegado mi abuelo, “mi abuela” y “mi joven tío” . Se saluda, se ignora y empieza la preparación del almuerzo de cumpleaños para “mi tío”, el coronel. Comida oriental (yummi) en la que sólo colaboro “fritando” después de rogar que quería ayudar , porque mi mamá cree que haciendo cualquier otra cosa no sólo corre riesgo mi integridad personal, sino también la de todo ser viviente en 10000 Km. a la redonda. Se acaba de preparar el almuerzo, nos ponemos a esperar a mi tía, “mi tío”, mi prima, el novio y el perro. Después de esperar unas dos horas , nos enteramos que seguramente se demoraran otras dos, porque el chofer se dio a la fuga o algo así. Decidimos almorzar sin ellos (descarados), pero todo bien, rico almuerzo, pero cuando todos acaban y sólo falto yo (la lenta) llegan de sorpresa, y la imagen que los recibe ( estoy segura que nunca se les va a olvidar) es la mí acabando del almorzar. En fin, el cuadro ya esta completo.
A ver, mi familia ( o sea con los que vivo) son fáciles y no tengo ganas de describirlos, entonces seguiré con el resto.
Mi abuelo: Ese viejito que reconozco desde chiquita, pero no conozco desde que mi abuela (la mamá de mi mamá) . Es una de esas personas que no puedo mirar a los ojos, porque sin quererlo me recuerda muchas cosas malas de los hombres. Lo definen como el viejo buenavida, tomatrago y paisa “pura cepa” (echao’ pa’lante y verraco), pero yo conozco la parte no tan linda de eso, por eso no lo puedo querer tanto, como a mi abuela paterna, que aunque fascista ella, siempre me da otra imagen. En fin, es uno de esos señores medio sordo, con buenos apuntes y con cara de abuelo simpático que cae bien a muchos.
“Mi abuela”: Mamá de “mi tío joven”, conoció a mi abuelo cuando tenía unos 21 años (ella, no mi abuelo) se volvió el “arrunche” , por no decir la moza, porque en medio de todo es buena. Yo creo que ahora tendrá unas 28 años, sigue viviendo con mi abuelo y “el tío”. Es la versión joven , femenina y algo más calmada de mi abuelo, eso es todo lo que puedo decir de ella. Estoy segura de que no lo ama, y no la culpo, pero si creo que siente algo así como cariño por él. Bueno, gracias a ella puedo decir que mi abuela sólo me lleva unos 11 años.
“Mi joven tío”: El hijo de “la abuela”, debe tener unos 11 años, técnicamente es mi tío, porque mi abuelo lo considera un hijo ( no sé si lo habrá adoptado legalmente). Pasó de ser el niño tímido y retraído a ser un niño normal con una familia disfuncional que se encargo de hacer realidad los miedos infantiles que despertó en mí cuando lo conocí; que un niño más chiquito que yo me diera ordenes por tener el título de tío y que yo las siguiera , porque no puedo pelear contra el sistema familiar que me enseñaron desde bebé.
“Mi tío”, el coronel: Es el novio de mi tía, que está separada. Es una de esas personas que son queridas cuando quieren, pero que en el fondo tienen ese delirio de grandeza tan común en los militares (sin ofender a nadie) que lo hace creer el salvador todo-en-uno de la familia, que no sólo llegó para limpiar la moral, sino para enseñarnos todo lo que sabe, desde crianza de perros y niños , pasando por alta cocina de alimañas y terminando con cocina, bellas artes y arquitectura. Es lo que se diría, el pequeño larousse (ilustrado) vuelto persona.
Y bueno, me acabó de dar cuenta que no soy capaz de poner en palabras las características que hacen de mi familia materna una especie de circo/casa de reposo, por lo que me limito a escribir hasta aquí, dejando a los otros personajes de la tragicomedia de los Álvarez fuera. Sólo podría decir que mi tía es una “empresaria” que aunque es más bajita que yo ( le debo llevar un 15 cm.) se agacha cuando la saludo (supongo que para ayudarme a alcanzarla) , una prima hippie/kirstch que está buscando su identidad desde los 12, el novio, para el que hicieron un puesto especial en la empresa de mi ti y en la familia, y el perro, un animalito algo hipocondríaco.
Ya, esa es algo de mi familia. Y creo que me acabo de sacar una espinita que tenía hace muchos años.
- (Perdón por como está escrito este post y todos los demás, creo que o invente nuevas palabras o invente nuevas formas de usarlas; de hablar en español en general)